Ciento treinta y uno.

- Me gustas, ¿yo te gusto?

- No.

-  ):

- Nunca me preguntaste si te quería.

- Ooooooh, ¿me quieres? :)

- No.

Ciento treinta.


1º ¿Pené-Lope? ¿En serio? ¿Y por qué no un grano en el culo? Podría haberlo soportado mejor.

2º¿Por qué? ¿por qué en toda la película no se preocupó ni una sola vez en recuperar la Perla Negra hasta el final? ¿Eh? Barbosa estaba más preocupado que él.

3º ¿Ese es un final? ¡ESE NO ES UN FINAL? ¡ESO ES UNA MIERDA PINCHADA EN UN PALO! Comparada con las otras películas ("La maldición de la Perla Negra"; "El Cofre del Hombre Muerto"; "El Fin del Mundo"), ese final (aunque admito que el primer plano de la cara de este guaperas mientras decía: "Es cierto que la muerte te pone a prueba Gibbs, pero es mejor no saber qué instante será el último. Cada partícula del propio ser queda expuesta al misterio infinito de la existencia, ¿y quién dice que no vaya a vivir para siempre, el descubridor de la fuente de la juventud? Yo no tengo voz ni voto, Gibbs, mi vida es la de un pirata ¿Comprendes?" fue para que se le cayeran las bragas a una ) no pudo ponerse a la altura.No pudo ponerse a la altura de la imagen de una escapatoria improvisada perfecta. No pudo ponerse a la altura de la imagen de Jack Sparrow dispuesto a luchar contra el Kraken. No pudo compararse con la imagen de una batalla final con un mar convertido en remolino, dos barcos con las horas contadas, una boda que una friki como yo quisiera tener y, después de eso, un epílogo. 


Por eso recomiendo a los guionistas tener una buena quinta película sin malas actrices, con Perla Negra como navío principal (y no secundario como en esta peli hizo ver) y un final tan absolutamente alucinante que voy a tener que tragarme mis palabras. Y ya, no pido nada más. 

Ciento veintinueve.




 Cuando me pongo artista, me pongo artista.

Ciento veintiocho.

Ciento veintisiete.





Yiaiih~ :D

Ciento veintiseis.





Kiss me, when you see me again, kiss me.

Ciento veinticinco.

Quizás sé, en alguna parte,
en un rincón de mi corazón,
que el amor nunca dura.

Y yo siempre viví así,
manteniendo una distancia confortable,
y hasta ahora me había jurado a mi misma
que iba a estar contenta con la soledad.

Porque no merece la pena correr el riesgo por nadie.