Ochenta y siete.

Puedes querer algo con todas tus fuerzas, puedes estar orgulloso/a, puedes odiarlo y no soportarlo, pero si lo haces muy a menudo va a llegar un punto en el que no sentirás absolutamente nada. Solo un aburrimiento absoluto cuando lo observas y unas ganas de bostezar infinitas.

Por eso se dice que lo mejor se hace esperar. Y lo malo, mejor tenerlo cerca.