Ciento cinco.

Lo están recogiendo todo en cajas...



¡No van de farol, me voy de verdad a Lanzarote!

Ciento cuatro.


Los señoritos y las señoritas deben sentarse correctamente, deben saber comportarse y siempre llamar a sus mayores por "Señor" ó "Señora", pero, sobretodo, los señoritos y las señoritas no se bañan, se maquillan para que la suciedad no se vea.

¿En serio?



Ciento tres.




Que se atrevan a decir que es feo.¡QUE SE ATREVAN!

Ciento dos.


¡Felicidades al señor más perfecto de este mundo! Un poquito tarde, lo siento...


Ciento uno.


A la porra los sentimientos. Quiero volver a tener cinco años.

Cien.

-Te equivocas con él.

-No y él lo sabe.

-No conoces su corazón.

-Sé que lo conozco, y lo que es más importante, él también... En el fondo de tu corazón, sabes que Proteo morirá, porque creyó ver algo en ti que en realidad no existe.






(...)

Noventa y nueve.

-La verdad es que nunca lo he envidiado... Hasta que una mañana un barco atracó en un puerto.En él llegaba su futuro. Nunca había visto algo tan hermoso...

-¿Qué traía aquel barco?

-A ti.

Noventa y ocho.

Se podría decir que la verdad me esperaba un cumpleaños como los de siempre. Cuando me eché la Fanta encima y casi me caigo por culpa del "Agujero Maldito" no voy a negar que lo primero que pensé fue: Prepárate porque va a ahora va a ocurrir lo peor. Tampoco voy a negar que casi me voy enfadada de la fiesta cuando vi que la mayoría se largaba porque tenían "mejores planes que hacer"
Pero cuando vi que al menos nos quedamos los de siempre, cuatro pelagatos riéndonos por tonterías y haciendo fotos y blah, blah, blah, no pude evitar sentirme más feliz.

¡Sois los cuatro pelagatos que más quiero en este mundo!